De repente, en mi cabeza, el rave de los primeros noventa de los ingleses o belgas combina como el helado de chocolate y la avellana con el bultrón —el dancehall en español que se hacía en esos mismos años en Panamá—. A este último en las propias canciones, se le llama, a veces, reggaesón; lo cual da pie a ponerle a la combinación el nombre de «ravesón». Quizás, si encajan así de bien juntos, sea porque el uno y el otro no están del todo tan desconectados como pueda parecer.
Compruébalo en esta mixtape que recopila a esos dos sonidos (opción «reproducir en navegador» desde el móvil)
En realidad, ambos fueron estilos electrónicos que sonaban especialmente hardcore para su época. Los dos discurrieron casi al mismo tiempo cada cual por su lejano canal. Uno, por el de Panamá y el otro, a cada lado del de La Mancha. La escena de las raves británicas tubo sus raíces en la diáspora caribeña. Los colectivos que habían empezado a organizar sesiones de baile inspiradas en las jamaicanas se adelantaron al acid house, con el que luego se aliaron. En Panamá, el dancehall en español surgió en los saraos de la comunidad afro-antillesa desplazada para construir el canal, tal y como se contó en este blog en un episodio tipo podcast.
Episodio para escuchar
No sabemos si el rave y el bultrón llegarían entonces a relacionarse entre sí. Para salvar aquella brecha, esta cassette los reúne a ambos con la filosofía de un cucurucho de dos bolas de sabor. Más rico y doble placer.
Enjoy!