El título del segundo disco de estudio del rapero Vico C con Dj Negro es toda una declaración de intenciones: Misión la cima. Así es como debían sentirse en 1990 aquellos dos jóvenes aspirantes abriéndose camino armados de moral en el negocio de la música.

Cinco años antes, con apenas 13, fueron los que iniciaron el rap en español de Puerto Rico. Pronto empezarían a explorar nuevas posibilidades del hip hop. En los primeros noventas, no tenían complejos en combinar el rap con otros estilos y tantear distintos mercados.

Vico C, por ejemplo, compuso casi todas las canciones del experimento Meren-rap del productor Jorge Oquendo, que reunía a raperos emergentes con músicos establecidos de merengue. Dirigido a una audiencia de clase media, este estilo de laboratorio apenas tuvo recorrido.

Por su parte, DJ Negro estuvo en el epicentro de una auténtica revolución juvenil iniciada en los caseríos —o barriadas humildes de San Juan— que se produjo al mezclar rap con reggae y dar como resultado reguetón.

Pero todavía hubo otro intento olvidado que se quedó por el camino: la fusión de rap en español con house comercial. Los arreglos de varios de los temas de Misión en la cima son una muestra de esa combinación.

Hip house

El hip house fue un estilo que entre el 88 y el 90 sacudió las pistas de baile de medio mundo. La escena originaria del house de Chicago no fue ajena al rap. Djs como Fast Eddie lo introducían en sus sesiones. Sin embargo, el verdadero éxito del hip house fue en Europa, a donde este sonido había llegado muy pronto.

En el 86, los ingleses Beatmasters tuvieron cierto éxito grabando Rock da House en colaboración con las raperas Cookie Crew. Pero el número uno que lanzo a este estilo a la fama salió de Bélgica. Allí, un productor de new beat volvió a publicar uno de sus instrumentales añadiéndole un rap interpretado por la cantante congoleña Ya Kid K. Con Pump up de jam de Technotronic, el house llegaría a sus más altas cotas de popularidad.

La canción también llegó a N1 en España donde, por otro lado, apenas se produjo hip house. La versión de Coldcut del Paid in full de Eric B. & Rakin o cortes de Bomb the Bass suenan en algunas de las remezclas de esa época.

Para el hip hop nacional, los primeros noventa fueron «años duros» en los que «parece que no hubo nada, salvo un underground muy minoritario». Es lo que se afirma en una reseña del disco ¿Brothers? de Foreing Nation, un trío formado por un zaragozano y dos norteamericanos de la base militar cercana, que se atrevió con algún tema que mezcla rap y música de baile. El hip house de aquí suena menos festivo y más contestatario, en parte debido a sus raíces en el punk, como pasa en Las Nuevas Aventuras (De Los Masters T De K).

También hubo algún dúo fiestero y comercial de rapero y diva pop, como ASAP, que suele etiquetarse como eurodance.

Entra en la casa que rima con raza

Para entrar en la casa
enséñame tu raza
Hay mi latino, ¿cómo pasas?
Te invito yo en lista
Lisa M. Como ven,
no soy la cien, soy la uno
aquí en el hiphop femenino
El crítico llegó e intervino
dijo que el hiphouse no iba más
¡Huh! entra en la casa y entenderás

Para entrar en la casa (Lisa M)

Para los implicados en el rap en español, el sonido hip house fue la forma de tentar el mercado de jóvenes latinoamericanos aficionados a la electrónica de baile, ofreciéndoles una versión local de los éxitos que llegaban de fuera. No eran novatos en esta música. Playero o Negro se habían convertido en DJs animando fiestas para adolescentes donde se pinchaba electro funk, pop bailable y house.

De este estilo, surgirían solo un puñado de trabajos. Otra vez, Jorge Oquendo —el promotor del merengue hip hop—está en los créditos de algunos. Aparece como el director/productor del disco de la cantante Lisa M No lo derrumbes con letras que se volvieron a encargar a Vico C.

El filósofo

Con sus arengas cristianas en contra de las drogas y la violencia, el rapero se había ganado en la calle el apelativo respetuoso de «el filósofo». El mensaje del primer rap en español tenía conciencia social y, pronto, resultó conservador —especialmente, si se compara con lo que vino después—.

Las letras de Vico C también iban en esa línea cuando escribía para otros. En las canciones que compuso por encargo para Lisa M en aquel disco con toques house, los temas son el orgullo latino inclusivo y festivo, el rechazo a la superioridad asociada al dinero o las llamadas a controlar las pasiones desatadas a favor de sentimientos más nobles o estables. 

Aquel experimento con el house tampoco acabó de funcionar. La electrónica comercial europea no era ese elemento percusor que las calles de San Juan estaban esperando. Lo mismo que Meren-rap, el hip house latino resultó artificial y no conectó con los jóvenes. Lo que se estaba abriendo camino entre ellos justo entonces era otro ritmo caribeño con poco o nada que ver con el merengue.

Refugio bajo tierra

A la vez que sacaba discos house con Vico C, Dj Negro abrió la discoteca The Noise en San Juan. Lo que funcionaba allí al principio, a falta de una música de baile local que sonase nueva y excitante, eran temas como Bobo del panameño Pocho Pan. En aquel momento, el minimalismo sintético de los sonidos más harcore del reggae causaba sensación en Jamaica. Ese sonido empezó a entrar en Puerto Rico vía los cantantes panameños de dancehall en español. Pronto, los asiduos al club empezarían a rimar e improvisar sobre uno de esos ritmos importados de Jamaica con escala en Panamá y NY: el dembow.

El mainstream como inspiración no llegó a funcionar del todo —ni cuando se trató de modernizar la música popular aplicándole una capa de rap ni, tampoco, al intentar sonar como unos Technotronic latinos—. En su lugar, la fanaticada juvenil se refugió en lo que ellos mismos llamaban el underground. Allí la música, el baile y el tratamiento de los temas se endureció. La celebración de las drogas, las armas o el sexo explícito hicieron que El rap de la escuela de Ruben Dj pareciese eso: música de patio de colegio.

En otro episodio anterior de este blog dedicado al dancehall panameño se cuenta como algunos de los elementos más reprobables de ese proto-reguetón se corrigieron pronto, pero las primeras entregas en cassette de la serie The Noise heredaron la misoginia y homofobia virulenta y explícita de las letras del dancehall.

En Puerto Rico, la fusión entre el rap y el reggae fue tan intensa que dio como resultado algo diferente. Al principio, se le llamó melaza, música negra o dembow y, luego, evolucionó hacia el reguetón latino. Ese componente caribeño del reggae, que no tiene el rap, permitió a los jóvenes boricuas identificarse con una música que sentían como propia. Algo que no les llegaba a pasar del todo con el reggae —jamaicano, en el fondo— ni con el hip hop —norteamericano— ni, por descontado, con el house o incluso el merengue, que pertenece a generaciones anteriores.

Audio

A este material dance latino ha estado dedicado un lote de discos de vinilo que pedí por Discogs a Venezuela. El dueño de la tienda, al ver que estaba buscando dancehall y hip house en español de los noventa, prometió enviarme «algunas cositas» sorpresa. Entre ellas, se agradece en especial el maxi de Misión la cima / El filósofo de Vico C & Dj Negro.

Varios de los temas de hip house latino y hip house español de este artículo aparecen en esta mixtape: