Allí por el año 84, cuando yo tenía 14, tuve un episodio de fiebre Madonna-maníaca corto pero intenso.
La primera canción de Madonna que me llamó la atención fue «Material Girl». Ya se que antes «Holiday» había sonado mucho pero pero yo no sabía ni quien la cantaba. Lo que si que recuerdo es que me enteré de que se iba a estrenarse su nuevo video clip «Like a Virgin» que estuve esperando ansiosamente. Verla con sus encajes y crucifijos bailando en una góndola fue un momento muy parecido a lo que debe de ser una revelación divina, ahí mismo me convertí en fan y corrí a comprarme los dos discos que tenía. Pronto (y para siempre) el primero se convirtió en mi favorito.
Para el 86 mis gustos empezaron a cambiar y, poco después, cometí el error de regalar mis vinilos incluida la edición original del «Like a Virgin» de 1984 (en la que no aparecía la canción «In to the Groove» que se incluyó en las siguientes ediciones a partir del 85), el mencionado primer LP, o el disco de remixes «You can dance». Enseguida me arrepentí de haberme deshecho de los recuerdos de una época pensando que nunca más volvería a escuchar esa música. De hecho, fue un berrinche pasajero y, luego, he ido siguiendo con más o menos interés según la etapa, lo que ha hecho a lo largo de los años, aunque ya nunca fuese como ese flechazo inicial.
Si me hubiesen preguntado en aquel momento de mitomanía que es lo que me gustaba tanto de Madonna no hubiese sabido contestar. Ahora me divierte mucho encontrar documentos de esa época y analizar el personaje que ocupó el puesto central de mi Olimpo adolescente arrebatándoselo a Duran Duran para luego cedérselo a Iron Maiden, Queen, Los Ramones, Jesus and Mary Chain o Los Cramps, en ese orden.
Documentos reveladores son éste artículo de un periódico inglés en el que se resume un libro donde hablan los amigos y los amantes de juventud de la que luego se convertiría en Madonna y este documental con muchas imágenes y entrevistas incluidas las de su etapa de estudiante, donde aparecen cosas como su primera película experimental The Egg o la dedicatoria que le escribe a su profesora favorita cuando deja el instituto. En ellos se dan un par de pinceladas de como era ella en el instituto y del cambio que dio de animadora del equipo de fútbol a rarita artie que no se depila las axilas, o los paseos en furgoneta fumando hierba con su novio mientras escuchaban Ziggy Stardust.
Pero, ante todo, lo que me interesa son las historias que explican como fue su ascenso a la fama en Nueva York. Estos son mis favoritos sobre el tema:
Madonna electro-Motown
Madonna empezó llevando un rollo Blondie en su grupos de punk y ska como The Breakfast Club o Emmy, pero no resultaba convincente para el público de ese tipo de música. Su actitud no impresionaba a nadie y al acabar los conciertos tan solo se escuchaban un par de aplausos perdidos por la sala.
Tuvo que replantearse las cosas y cambiar de estilo. En ese momento comenzó una búsqueda con otros músicos y gente del ambiente discotequero para reaparecer con algo más nuevo y excitante que lo que había estado haciendo hasta entonces. La jugada consistió en recoger de las calles de Nueva York el sonido que acompañaba a la cultura del break dance del momento y, sobre esa base, componer canciones pop interpretándolas con inspiración de Funk y música negra. No hay que olvidar que Madonna viene de Detroit , la ciudad de la Motown, donde tradicionalmente al artista se le somete a unos procesos de chapa y pintura que le sacan un lustre especial que va más allá de lo musical.
Acerca de esta etapa, son especialmente interesantes los comentarios que hace Camille Barbone una mujer que fue uno de sus primeros manager. Cuenta como Madonna iba por la vida como un gatito abandonado saltando de un rincón a otro donde refugiarse. La manager describe un par de cosas curiosas de su modus operandi de entonces que creo dan una información valiosa: cuando Madonna se entera de que Barbone era lesbiana se pone muy zalamera y es que parece que ese era su juego con todo el mundo, o también cuenta que esa imagen de alguien que siempre tiene las cosas bajo control, que luego se ha esforzado en proyectar, no era tan cierta en aquella época en la que, por lo visto, era un poco desastre.
Barbone decide ocuparse de ella, introduce disciplina en sus ensayos y en su vida en general y le enseña una nueva forma de entender la autoestima y la credibilidad, donde no es necesario acostarse con todo aquel que te hace un favor. Barbone consiguió remediar parte del caos que le rodeaba y que grabase algunos temas en condiciones, pero ningún contrato discográfico.
Parece ser que Madonna se estaba decantando por un estilo más dance mientras que Barbone quería seguir intentándolo con algo más orientado al Rock y convertirla en una especie de Pat Benatar. A la vez que grababan ese material más rockero con el grupo Emmy, ella y uno de los músicos, tenían un proyecto paralelo que experimentaba con el funk y la música de baile. Se trataba de Stephen Bray un amigo de la universidad que acababa de llegar a Nueva York con el que estuvo saliendo entonces. Él era el batería del grupo y conseguía que le dejasen las llaves del estudio de grabación donde ensayaban para entrar por las noches a experimentar cosas nuevas. Eso fue el principio del verdadero principio como se dice en este documental donde aparecen todos estos personajes.
En estos vídeos de la canción «Burning Up» se puede ver la evolución de lo que hacía con Emmy a lo que estaba grabando por su cuenta y que luego a visto la luz sin su permiso en el album «Pre-Madonna».
Barbone y Madonna dejaron de trabajar juntas y siguieron cada una por su cuenta. Probablemente Madonna con 24 años estaba a punto perder el tren del éxito y, desde el punto de vista de una manager, empezaba a perder atractivo como artista rentable.
Con su nuevo material Madonna consiguió la atención de Mark Kamins un DJ de Funk y R&B que, junto a otros, empezaban a hacer de puente transatlántico de los sonidos new wave británicos. Cualquier entrevista suya es un texto muy recomendable para hacerse una idea de como era la escena del momento en NY. Acabó saliendo con él y fue a través suya como consiguió el contacto con Sire Records con los que firmo un contrato para grabar un par de singles. En 1982 se publicó el primero con la canción «Everybody» producido por Kamins.
La portada del single es una imagen urbana con niños patinadores de varias razas. Con ella se juega deliberadamente al despiste ya que Madonna no aparece por ninguna parte. Con ese nombre exótico y ese tipo de música podría tratarse de una cantante puertoriqueña. Eso es lo que cuenta Fab Five Freddy de Grandmaster Flash que pensó cuando escucho por primera vez el tema sonando en el Boom Box de unos chavales latinos en su barrio. El vídeo de la canción se hizo en el famoso Paradise Garage con público asiduo a la discoteca.
Me gusta especialmente este mix de la canción que hizo Kamins en 1982 y que estaba en la cara B.
Luego llegó el primer LP que también daba en el clavo, y fue bien aceptado por la gente cool del momento. Los Sonic Youth recuerdan que les encantó por que se trataba de un disco de dance minimalista con un toque low fi. Yo estoy bastante de acuerdo con ellos.
El guitarrista Reggie Lucas fue quien produjo la mayor parte del album. El resultado no convenció del todo a Madonna y remezcló algunas de las canciones con otro de sus novios de entonces, el puertoriqueño John «Jellybean» Benitez, entre ellas mi favorita «Borderline». Fuera del disco también fue el productor de la estupenda «Gambler» o de «Sidewakl Talk» un tema escrito por Madonna para otra de las artistas de Benitez donde ella solo interpreta el estribillo.
De esa época son estas fotos que de la Rolling Stone de una sesión con Richard Corman, un amigo fotógrafo, por el Lower East Side, una zona deprimida de la ciudad donde vivía en ese momento. Me gustan esas en las que aparece en la azotea, donde se solía juntar a bailar con una pandilla de niños del barrio.
El Danceteria.
Merece la pena buscar historias acerca del ambiente del clubbing underground neoyorquino de los primeros ochenta en blogs como Dangerous Minds o en Yotube por la energía electrizante que transmite una escena y una época muy especial, con muchas cosas pasando a la vez en una ciudad creativa y peligrosa.
Madonna se movía sobre todo por el Danceteria, la discoteca con ascensor que aparece en «Buscando a Susan…», un Club mítico que estaba abierto 12 horas seguidas, donde se juntaba lo mejor de cada casa, frecuentado por talentos dispares: Los Beastie Boys o Keith Haring eran camareros y Sade trabajaba en la barra.
En los años early Madonna, allí por el 82-83, era un sitio de lo más moderno y enrollado orientado sobre todo al sonido Electro y Hiphop pero, al ser un edificio entero, se iban abriendo espacios donde se programaban cosas de lo más variado.
Hay varios Youtubes donde se puede ver cual era el ambiente que había. Por ejemplo, en este programa de televisión se ve la parte más petarda del local, en la que se hacían unos concursos de baile con variopintos parroquianos bailando temas del momento como el Blue Monday o Buffalo Gals.
El vídeo que más me gusta del Danceteria es esta carta de amor audiovisual a un club que le escribe Kim Gordon la bajista de Sonic Youth en 1985 donde habla del video-arte en las discotecas de la ciudad. Por lo visto una onda no-wave ruidista también tenía su sitio allí.
Pero volviendo un par de años en el tiempo a la época en la que Madonna andaba por el club, en esta entrevista, Jonny Marr cuenta como la nochevieja de 1983 Los Smiths tocaron por primera vez en EEUU y lo hicieron en el Dancetira con Madonna, que esa noche era la chica del guardarropa, como telonera.
Entre la escena británica, especialmente de Manchester, y la neoyorquina había influencias cruzadas: los grupos ingleses se volvían más funkys mientras los grupos negros americanos se hacían más punkys. El Danceteria era el primer lugar donde solían aterrizar los grupos del Hacienda y de Factory records cuando llegaban a la cuidad.
Madonna era uno más de los bichos raros de la fauna local y no era precisamente la más apreciada de la pandilla. Hay gente de la época que quita hierro a toda esa versión de los duros primeros tiempos en Nueva York comiendo solo palomitas que la cantante suele contar. Según dicen, se trataba de un ambiente de comunidad donde todos se daban mucho apoyo unos a otros. Lo que sucedía con Madonna era que resultaba un poco intratable por lo competitiva que era y que, de vez en cuando, hacía cosas raras que les sentaban mal a los demás, como cuando apareció con el pelo y el look exactamente igual que una de las otras chicas de la discoteca y todo el mundo se preguntó en qué estaría pensando.
Allí es donde hizo sus primeras actuaciones con sus bailarines como esta de 1982:
Equipada para el éxito
El director del primer videoclip de Madonna cuenta otro chisme gracioso que da alguna pista sobre como se comportaba entonces: en un Video del grupo Konk que ese mismo director rodó en The Loft justo antes que el suyo, la que aparece bailando en el minuto 02:03 es Madonna que fue con un acompañante a hacer de extras. Al parecer les tuvieron que llamar la atención por chupar tanta cámara y decirles algo en plan: «Bailáis muy bien chicos, pero esto es una fiesta con mas gente y no les estáis dejando sitio».
Esa actitud propia de una mujer super competitiva que molestaba a su compañeros del Danceteria la confirma también el productor del siguiente disco. Se trata de Nile Rodgers el guitarrista de Chic y productor de muchos grupos que, al aparecer recientemente como músico en el «Get Lucky» de Daft Punk, está dando más entrevistas que nunca, en las que cuenta cosas acerca de Madonna.
Él dice que nunca dudó de que triunfaría ya que la veía equipada con la tenacidad y la visión despiadada de la dura realidad que se necesita para tener éxito. Dice Rodgers que cada vez que entraba con ella a cualquier sitio, la gente se acercaba por detrás a preguntarle quien era su acompañante.
Mientras estaban grabando el Like a Virgin, Madonna tenía un «simpático» mantra que le gustaba repetir: el tiempo es oro y aquí soy yo la que paga. Parece ser que una vez un músico tubo que ir al servicio, Madonna se cogió un gran cabero con él y le soltó su frase. Al productor le pareció que esa no era manera de tratar a uno de sus músicos y se despidió de inmediato dejando el estudio. Madonna salió a buscarle gritando ¿Es que ya no me quieres, Nile?. Rodgers acabó volviendo al trabajo en lo que él afirma que se trató de la huelga más corta de todo el negocio de la música.
Sentarse en el regazo de la gente importante mirando a su alrededor en busca de alguien aún más importante para salir volando, o hacer preguntas como ¿Por que no te quieres acostar con migo Nile? eran parte de su juego de provocación que ponían nervioso a más de uno.
Ella tiene un sueño
Cuenta uno de los que coincidía con Madonna en el Danceteria que no se había dado cuenta de lo famosa que se había hecho hasta que la vio en una portada de Time y que pensó «la muy «bitch» lo ha conseguido».
Desde el principio ella tiene un sueño que explicó en unas pocas frases al principio de la edición en vídeo del Virgin Tour, que traducido dice algo así:
«Me fui a Nueva York. Tenía un sueño. Quería ser una gran estrella. No conocía a Nadie. Quería bailar. Quería cantar. Quería hacer todo eso. Quería hacer a la gente feliz. Quería ser famosa. Quería que todos me quisieran. Quería ser una estrella. Trabajé muy duro y mi sueño se hizo realidad.»
Madonna con su sueño representa el mito individualista y antisocial del triunfo de la voluntad que se puso especialmente de moda en los años ochenta, cuando el capitalismo y el arte se encontraban en uno de los momentos cumbre de su romance.
Yo tengo un problema con esta parte del personaje de Madonna. El ambiente de los clubes underground de NY de los primeros ochenta me parece fascinante y, leyendo sobre él, lo que he descubierto es que muchos de aquellos sitios eran refugios para gente que se sentía rechazada. El Loft o El Paradise Garage eran el único sitio donde gays afroamericanos y latinos se sentían acogidos y podían ser ellos mismos, o El Danceteria era el sitio donde gente que no encajaba y bichos raros de todo tipo podían ganarse un dinerillo, comer o conocerse entre ellos y donde los grupos No Wave, que proponían una alternativa a la parte más comercial del punk, daban sus primeros conciertos.
Madonna, sin embargo, parece que enseguida tomó por costumbre hacerse novia de los músicos y Djs que podían ayudarle a convertirse en una super estrella. Me da la sensación de que con su ambición rubia introduce la cultura de la fama y el dinero por encima de todo en un ambiente que no va de eso.
Postmodernismo
Madonna es una posmoderna en el mismo sentido que lo es Grace Jones. Es muy consciente de que no es solo una cantante sino una performer que trabaja varias capas de significado con la misma importancia que la música o el baile. Ella construye una identidad sintética post como lo hacen Klaus Nomi, Laurie Andersen u otros. Estas identidades se crean en el underground como un híbrido de fenómenos (contra)culturales, en este caso de: post-punk siniestro, provocación pin up, mitomamía holliwoodiense y una actitud sexual prestada del mundo gay, para luego proyectarse en el mainstream por los medios de comunicación de masas que empiezan a estar disponibles en ese momento como la MTV, que forman parte de su estrategia de forma desacomplejada desde el momento cero.
Este es uno de mis documentos favoritos de la Early Madonna. Se trata de el seminario de nueva música de la MTV de 1984 donde se le invita a una mesa redonda con John Oates, James Brown o George Clynton entre otros. Hay un momento en el que Madonna interrumpe de forma un poco mal educada a James Brown pero, sobre todo, hay una réplica a John Oates cuando este se está quejando de la llegada del video clip y la nueva obligación del músico de convertirse en actor, mientras que lo correcto sería concentrarse solo en la música. Madonna le da una buena respuesta diciéndole: «ahora mismo tu estas actuando».
La réplica es aplaudida por el público que entiende que es un poco forzada esa defensa de lo estrictamente musical en un músico que hace sus apariciones con esos cardados y esas pintas. Su descaro es bastante sorprendente si pensamos que todavía no se ha publicado el Like a Virgin y que es una cantante medio desconocida que tan solo ha vendido unas cuantas copias de su primer LP.
Madonna y el sexo
Cuando le llegó el éxito masivo en 1984, especialmente en EEUU, Madonna fue un fenómeno de chicas muy jóvenes que le imitaban. En el vídeo oficial de «Dress you up» que fue sacado de la gira Virgin Tour se ven los grandes coches familiares americanos que llegan al concierto de cuyas puertas y maleteros salen chicas adolescentes clones de Madonna.
Estamos en 1985 y ya no hace falta que seas una mojigata parecía ser el mensaje entre líneas que la cantante enviaba a sus fans femeninas adolescentes.
En aquellos años me encantaba ver a chicas que se vestían así. Cuando estrenaron «Buscando a Susan Desesperadamente» me llevé un buen chasco al presentarme en el cine con mucha antelación para asegurarme una entrada y esperando ver una larga cola de Madonnas y de gente moderna, pero al doblar la esquina no había nadie.
Madonna toma prestado el hedonismo, una actitud abierta hacia el sexo y, un poco también, la teatralidad del mundo gay y la convierte en parte de su personaje resultando provocadora en aquel momento .
Parece ser que años atrás cuando ella estaba en el instituto no había muchas cosas que la diferenciasen de cualquier otra chica. Ella leía un poco más que la media, lo cual la ponía en la categoría de los raros y, eso es todo. Pero si que hay una cosa bastante excepcional que no hace casi nadie: desde que es una quinceañera sale cada semana del suburbio donde vive para hacer incursiones a Menjo´s, un club gay en el centro de Detroit. En España existe el desagradecido título de mariliendres. Madonna fue una pionera en sacar a la luz ese personaje.
En una entrevista de 1991, Madonna, dice que por ser una mujer algo agresiva, los hombres la veían extraña y esto le hacía sentirse inapropiada en muchas situaciones, hasta que descubrió el mundo gay donde podía soltarse y ser el alma de la fiesta.
Sobre sus años posteriores en Nueva York, la gente que la rodeaba cuentan que su vida amorosa era realmente exuberante y como sus novios iban descubriendo que no eran el único sino que había varios más al mismo tiempo. Dicen que Keith Haring, que compartió piso con ella, solía exclamar ¡la de historias que podría contaros!
El baile es lo primero
Aun hoy en día me da la sensación de que no es una persona que destaque por su locuacidad ni que sea brillante a la hora de expresarse hablando. Ella misma lo reconoce en una entrevista reciente con Ellen Degeneres. Si que hay un medio donde se siente cómoda y que le ayuda a expresarse que es el baile. No se trata de dominio técnico si no de un estilo personal con gancho. Madonna fue a la universidad con una beca para bailar y gracias a ello empezó a adquirir referencias sobre el mundo de la danza y del arte. Para ella el baile es el inicio de todo.
El baile es libertad, te hace sentir bien y también es unidad y hace que la gente se sienta cercana. Esa parece ser la gran reflexión y aportación de Madonna y un mensaje que ha mantenido a lo largo de toda su carrera:
- Estaba en su primer single Everybody «todos juntos, vamos cantad y bailad»
- Estaba en into the groove «Y puedes bailas para inspirarte…»
- Pero también en Music donde «el burgués se une con el rebelde»
- y en el show de la Superbowl donde el mensaje de unidad y amor en la música es central.
Let the music take control
Find a groove and let yourself go
When the room begins to sway
You know what I’m trying to say
Es parte de la letra de su primera canción «Everybody» que anima a liberarse y a acercarse en armonía en la pista de baile. Recuérdalo la próxima vez que se de la rara circunstancia en estos días en la que encuentras buena música y buen rollo en algún local.
Aquí dejo una lista que he preparado con canciones de Madonna insertadas entre otros temazos de la época especialmente de los que se pinchaban en el Danceteria. Enjoy 😉