En julio, murió mi amigo Roberto de forma inesperada y fue un jarro de agua fría que me dejó muy triste y con la sensación de que se me ha quedado una especie de cuenta pendiente imposible de liquidar.

Poco a poco, me estoy haciendo a la idea y asimilando la que ha sido la primera pérdida de uno de mis amigos y de uno muy especial. Ya no somos esos jóvenes inmortales que nos creíamos cuando  nos conocimos con veintipocos años. Me parece que hasta ahora no me había dado del todo cuenta de que, hace ya tiempo, que no somos ninguna de esas dos cosas.

Roberto era músico y cuando le conocí me sorprendió y me gustó mucho lo que hacía. Creo que tenía un toque maestro cuando grababa con apenas medios sus canciones en su casa o cuando lo hacía en un estudio. Los conciertos que dio en los noventa con sus grupos también fueron geniales. Jaime, que fue guitarrista en varios de ellos, le dedicó dos podcasts de su programa Popcasting, que son muy recomendables para quienes no le conocieron o para quienes quieran recordarle.

También era todo un personaje o, mejor dicho, era el personaje por excelencia. Especialmente en lo musical y en lo estético, su personalidad era arrolladora y ha sido una influencia muy grande en muchos de los que lo conocíamos.

Juntos compartimos mucha música. Él fue el que me puso sobre la pista de cantidad de cosas interesantes. Fue al primero al que escuché hablar de artistas de lo mas variado que podían ir desde Johnny Cash a Giorgio Moroder, que entonces a nuestro alrededor poca gente conocía o se interesaba por ellos.

Esta es una playlist de Spotify con una selección de esa música compartimos. Asociados a esas canciones y grupos a veces tengo recuerdos de momentos que pasamos juntos. Últimamente me gusta recordar esos momentos mientras escucho los temas. Aquí he recopilado unos pocos a continuación.

Emmylou Harris – Too far gone

Hace unos años Roberto, su hermana Carla, Ignacio y yo hicimos un plan de vacaciones juntos en San Francisco.

Allí coincidimos con el «Hardly and Stricly Bluergrass» un festival anual de música country gratis. Entre otras cosas, vimos en un teatro a los adorados por Roberto Sadies tocando con Rossie Flores y lo mejor de todo es que, para cerrar el festival, Emmylou Harris tocó en el Golden Gate Park en un ambiente muy campestre con la gente comiendo y bebiendo sentada sobre mantas o con sillas de jardín en el césped.

Yo guardo un recuerdo muy especial de aquel anochecer con la luz filtrándose entre los árboles a través de la bruma que subía del mar cuando iba a empezar el concierto. Hace no mucho, supe que Roberto guardaba un recuerdo muy parecido porque, hablando del tema, evocó exactamente esa misma imagen.

The Walkabouts – Lift your burdens up

Roberto apareció una vez en mi casa de Barcelona para quedarse unos días en un estado de enamoramiento en el que yo no le había visto nunca antes. Una de las cosas peculiares que hacía en ese estado era ponerse esta canción de los Walkabouts en loop y escucharla un montón de veces seguidas.

Yo le estuve observando los primeros días con curiosidad hasta que llegó un momento en que nos sentamos a hablar y me explicó como se encontraba.

Simon Bonney – Don’t walk away from love

En uno de mis cumpleaños Roberto me regaló un CD que yo no conocía del cantante de Crime and the City Solution donde aparece esta canción. Entonces fui yo quién entró en un loop y me pasé varios días escuchádola una y otra vez sin parar.

Roland S. Howard – Shut me down

Roberto anduvo persiguiendo una Fender Jaguar como la de Rowland S. Howard mucho tiempo hasta el gran día en que llegó Marlene que fue el nombre que le puso a la suya cuando la consiguió. Cuando cantaba y tocaba la guitarra en algunas de sus canciones Roberto tenía un toque a lo Rowland S. Howard que le quedaba muy bien.

Juana la Loca – Unas mil chicas o así

La última vez que vi a Roberto fue una tarde de primavera en Barcelona. Nos sentamos con su novia Cristina en la terraza del Bar Siete de Julio en el Paseo de San Juan y también en esa  ocasión charlamos un rato sobre música.

A él siempre le gustó la escena valenciana de los ochenta y yo entonces estaba escuchando sesiones de discotecas y grupos de la movida y de la ruta de Valencia. Roberto me preguntó si sabía cual era la mejor canción de la época. Me dijo que era un tema de Juana la Loca que, según el, tenía un rollo muy a lo Roxy Music del Flesh and Blood.

Yo no conocía la canción o no la recordaba y cuando llegué a casa me gustó mucho y me compré el single de segunda mano inmediatamente.

The Beasts of Bourbon – The hate inside

La onda bajonera y hater de los Bestias del Bourbon en canciones como Psycho, como Hard for you o como ésta The hate inside nos hacía gracia y solían sonar en nuestros paseos en coche.

Nick Cave & The Bad Seeds – Red right hand

En los Sanfermines del 94 nuestros momentos chill out a deshoras no fueron con Café del Mar ni nada parecido sino con el disco Let Love In de Nick Cave, que había salido por aquellas fechas. Recuerdo a Roberto tratando de explicarme la experiencia más allá de lo musical que estaba teniendo. Parece ser que estaba llegando a un nivel superior de comprensión sintiendo y visualizando la música como nunca antes.

Tom Waits – Jockey full of Bourbon

Cuando vino Tom Waits a Barcelona nos rascamos el bolsillo y fuimos a verle. El concierto nos pareció decepcionante, pero acabamos pasando un buen rato los dos juntos, aunque la sala del auditorio del Forum y los fans del cantante, que parecía que estaban viendo al mismísimo Jesucristo resucitado, no nos lo pusieron fácil para divertirnos.

Tuvimos que discutir varias veces con nuestros vecinos de butaca para poder salir a por bebidas. Nos parecía curioso como aquellos admiradores de Tom Waits que aplaudían temas como Jockey full of Bourbon eran tan poco comprensivos con quienes querían beberse unos whiskys.

Recuerdo que acabamos de charla en un bar del Rabal donde estuvo sonando un disco entero de Gun Club. Me parece llamativo recordar un detalle así mientras que, probablemente, he olvidado cientos de otros más significativos de nuestra amistad.

Happy Mondays – Wrote for luck

Duran Duran o Spandau Ballet, Beatles o Rolling Stones, Stone Roses o Happy Mondays… De esos grupos que van por parejas de contrarios y sobre los que hay que pronunciarse y tomar partido necesariamente, creo que Roberto y yo coincidíamos en todo (bueno, quizás tuviéramos que negociar lo de Blur / Oasis y llegar a una solución de compromiso que bien podría ser Pulp).

El rollo macarra de Happy Mondays nos hacía gracia a los dos y, cuando alguien nos dio entradas para su regreso en el Razzmatazz, fuimos a verlos. Pero no aguantamos mucho rato. El ambiente del Razz no se parecía mucho al que se ve en el vídeo de Wrote For Luck que siempre me da mucha envidia cuando lo veo.

Fahrenheit – Umo Detic

La Ibiza de hoy en día no le gustó nada a Roberto cuando estuvo trabajando en la cocina de un hotel hace dos o tres años.

Estando allí me pidió que le consiguiese la música para una pinchada en el Cassette de Barcelona. Me envió una playlist de música de baile sobre todo de finales de los ochenta donde había mucho new beat y techno de la vieja escuela, que estuve escuchando muchas veces con los auriculares en mis salidas para correr por Montjuic.

Me da la sensación de que estaba intentando hacer un poco de justicia poética, reivindicando tiempos mejores cuando la música y el rollo de la Isla eran algo distinto a esa especie de infierno VIP propiedad de los Matutes que él describía.

Soft Cell – Memorabilia

Cuando conocí a Roberto le quedaban unos pocos vinilos de una colección que había sido mucho mayor  de la que se había ido desprendiendo. Él decidió que sus singles de Soft Cell tenían que ser para mí y un día en su casa me los dio todos.

Precisamente Memorabilia no estaba entre ellos, pero si que era uno de los temas junto con Chips on my shoulder o Sex dwarf que él solía pinchar en los momentos álgidos de sus sesiones.

The Prodigy – Everybody in the place

Roberto decia que Prodigy había sido el último gran grupo de la historia y este era uno de sus temas favoritos junto con este remix del Firestarter que también nos gustaba mucho. Esa afirmación es probablemente una exageración, pero no deja de tener algo de sentido para mí.

Dick Dale – Hava Nagila

Cuando estrenaron Pulp Fiction fuimos a los cines Golem juntos a verla y nos echamos unas buenas carcajadas, sobre todo en la primera parte en la que Vincent saca a cenar a Mia, pero hubo una cosa que no le hizo tanta gracia a Roberto. No le gustaba la idea de que la gente pudiese pensar que su afición por la música Surf o los intrumentales de Link Wray venía de la película. Creo que  para entonces ya había hecho música con estos sonidos antes de que surgiesen los Brillantinas.

Johnny Thunders – Tie me up

Esta es la canción que más me recuerda a un Roberto pletórico pinchando y disfrutando con la música  e intentando contagiar a los demás.

Lyres – Don´t give it up now

La revisión del garaje de grupos como los Nomads, Lyres o Fuzztones nos gustaba a los dos. Roberto solía decir que sonaban mejor que los originales de los sesenta.

Tino Casal – Tigre Bengalí

Creo recordar que Roberto conoció en persona a Tino Casal por su padre que era Dj de los 40 principales. En uno de sus cumpleaños, su novia Rocío puso a esta canción de Tino a todo volumen al sacar la tarta con las velas.

Serge Gainssbourg – Aux enfants de la chance

Roberto y compañía dieron un concierto redondo en la sala siroco de Madrid en un homenaje a Gainsbourg con un repertorio de versiones que dejaron al público con la boca abierta, incluyéndome a mí. Cuando salieron los del siguiente grupo reconocieron por el micrófono que probablemente no iban a poder estar a la altura.

No recuerdo las canciones que tocaron y no creo que esta fuese una de ellas. Sin embargo, este tema del Gainsbourg decadente y pasado de rosca de finales de los ochenta me parece bastante apropiado y en consonancia con los recuerdos que tengo de aquel concierto y aquel fin de semana madrileño.

Chris & Cosey – October love song

Antes de conocernos, cuando era un adolescente, Roberto fue muy fan de los nuevos románticos y luego fue lo que por entonces se llamaba un siniestro. Se conocía muy bien a todos los grupos de la onda oscura ochentera y por extensión también le gustaba lo industrial de Throbbing Gristel y compañía que usaban el ruido y la estética sadomasoquista o fascista como una forma de provocar reacciones.

Roberto siempre conservó algo de eso en sus gustos, su forma de vestir o su actitud. Alguna vez que recordamos la época viendo vídeos en Youtube salió esta canción.

Antonio Machín – Tengo una debilidad

Cosas como La Lupe o Bambino se podría colar perfectamente entre nuestros grupos anglosajones favoritos.  En especial recuerdo que hubo una temporada en la que escuchamos mucho a Antonio Machín en los ratos más tranquilos de nuestros largos fines de semana de mediados de los noventa.

Jack Scott – Oh little One

Brighton siempre fue una ciudad con muchos Rockabillies y, cuando Roberto estuvo viviendo allí, se movía por su ambiente y conocía a algunos que solían pinchar. Una vez que fuimos a visitarle, nos llevó a un par de locales y fiestas con muy buena música. Tengo una recopilación de temas que hizo Roberto en esa época muy chula con esta canción entre otras.

Alizée – A quoi rêve une jeune fille

Últimamente, he buscado toda la música que tenía de Roberto para poner a buen recaudo sus vinilos, cds y Cassettes. También me han aparecido un par de CDS recopilatorios que  grabó para las navidades del 2003 con una colección de temas entre los que está esta canción hacia el final de la sesión preparando la despedida.